20 Oct 2012

La Chinatown española, al rojo vivo

El 16 de octubre la policía desarticuló la red de blanqueo más importante de los últimos años. Su base estaba en Cobo Calleja, Fuenlabrada, el núcleo de comercio asiático más importante de Europa. Recorremos el polígono chino donde la tensión crece por momentos





En Fuenlabrada no se habla de otra cosa. “Se veía venir”, es la frase más repetida. El autobusero de la línea 471, que pasa por el polígono de Cobo Calleja, clama a voces: “Yo a los putos chinos ni los recojo”. En los asientos cercanos seis personas se unen a la conversación: “Haces bien, no generan un puto duro al país”, añade un hombre de unos 40 años. El autobús llega a una parada en la que esperan seis chinos. “No les pares”, susurra una mujer al conductor. “Si pudiera, les dejaría tiraos”, responde este. Y frena. Los chinos suben y se sientan en la parte trasera. El silencio reina.

El autobús llega al polígono industrial Cobo Calleja, a unos 18 kilómetros al sur de Madrid, considerado el núcleo de comercio chino más grande de Europa. El aspecto del lugar es el de una auténtica ciudad asiática con enormes edificios rojos en forma de cubo, inmensos bazares, elegantes letreros con grafía china, decenas de orientales montando en bicicletas y lujosos coches negros de alta gama. El polígono se construyó en los años 70 por el empresario leonés Manuel Cobo Calleja y hoy ocupa 160 hectáreas entre Pinto y Fuenlabrada. Casi 10.000 personas trabajan en los más de 370 almacenes de empresas mayoristas que abastecen a la mayoría de los bazares de España.


“China: La gran fabrica del mundo a su disposición”, reza la página web del polígono. Pero la realidad escondía una historia más compleja. El martes 16 de octubre la Fiscalía Anticorrupción llevó a cabo la Operación Emperador, contra la mayor trama de contrabando, evasión de capitales y blanqueo de dinero de los últimos años, cuya base era Cobo Calleja. La red mafiosa, formada por tres clanes chinos, actuaba desde 2009 y defraudaba cada año unos 200 o 300 millones de euros. En total pudo haber blanqueado unos 1.200 millones de euros introduciendo grandes cantidades de mercancía procedente de China. Los chinos evadían impuestos gracias a documentos falsos y a la corrupción de los funcionarios españoles a los que pagaban comisiones. Se señala como presunto jefe de la trama a Gao Ping, conocido empresario y promotor de arte. También han sido detenidos el concejal de Seguridad de Fuenlabrada, el socialista José Borrás y el actor porno Nacho Vidal.

Tras las detenciones y el precinto de varios almacenes, el estado de ánimo de muchos trabajadores de la zona roza la desesperación. Algunos coches de lujo siguen merodeando por el lugar, dando vueltas sin estacionar en ningún lugar, como vigilando la situación. Entre ellos, decenas de trabajadores orientales que se han quedado sin empleo deambulan por las calles con gestos de miedo y rabia. La mayoría de ellos se niega a declarar. Algunos afirman que conocían a Gao Ping, que “iba mucho por el polígono”, pero aseguran que ellos no pertenecen a “su familia”.


El vigilante del principal recinto precintado (un almacén dedicado a la importación de ferretería) tiene orden de no dejar pasar a nadie, pero tras un rato de conversación accede a dejarnos entrar y fotografiar toda la nave. “A las cinco de madrugada entró la policía con grande pistola y romperlo todo, pum pum”, cuenta haciendo el gesto de disparar con una escopeta y señalando los cristales rotos de uno de los almacenes.


En el interior del recinto hay grandes cajas plastificadas. Un gran ventanal de la tienda de ropa Gold City luce una enorme perforación. Aún hay aparcados 11 coches de marca BMW, Mercedes y Audi. Solo quedan tres bisuterías abiertas. Enfrente de ellas hay un hombre chino elegante y trajeado, que luce bigote y pañuelo de seda. Es el propietario de una bisutería que luce desolada en medio del patio cercado. Prefiere no dar su nombre. “Ya con la crisis el negocio iba mal pero ahora que esto está vigilado y vallado no viene nadie. ¡Llevamos días y días a cero! ¿Con qué pago a mis trabajadores?”, cuenta rabioso. “Nos echan la culpa a los chinos de la mafia, pero la culpa también es de los españoles corruptos de la aduana, porque nosotros no entramos en pateras como esos africanos ¿sabes? Entramos por fronteras legales”, añade el propietario, mientras sus empleados esperan aburridos a clientes que no llegarán “nosotros somos muy trabajadores, trabajamos día y noche”. Le pregunto si los trabajadores duermen habitualmente en los almacenes. “No, no”, se retracta “viven en Madrid”. Preguntados por su horario, estos responden en mal español: “No horario, todo el tiempo trabajar”.

Para los clientes españoles de Cobo Calleja todo está mucho más claro. “Era descarado. Allí prácticamente todas las compras se ejecutan sin IVA. Cobraban única y exclusivamente en metálico. Un día vi un hombre trajeado pagando más de 15.000 euros en billetes de 100, 200 y 500 en medio de los pasillos del almacén”, cuenta Jesús Martín, comerciante de Fuenlabrada. Sara Alcover es la propietaria de un bazar en la sierra de Madrid que compraba material en Cobo Calleja. “Ibamos siempre allí a pesar de lo lejos que está, porque es muy muy barato. Nunca tuvimos problemas con los chinos, son gente muy pacífica. Pero estaba claro que había algo raro allí. Había una nave, enfrente de donde yo compraba, que siempre estaba semi-vacía y a oscuras. El dueño llegaba todos los días media hora antes del cierre, cada día con un cochazo diferente, un BMW, un Tuareg o un Q7… Lo aparcaba en el garaje del almacén y cerraban. Y los trabajadores se quedaban a dormir allí”, cuenta Alcover.

Trabajadores y pacíficos

La comunidad asiática siempre ha gozado de fama de trabajadora y las cifras corroboran esta impresión: el 95% de los chinos de España están trabajando y el 40% de ellos son autónomos o empresarios. En Madrid hay casi 30.000 chinos y el 22% se concentran en el barrio de Usera, considerado el Chinatown de la capital. La relación de los chinos con los españoles no siempre ha sido pacífica. El 26 de julio de 2012 la policía desarticuló una de las mayores redes de venta de droga de la comunidad china y clausuró varios prostíbulos y dos conocidos karaokes de clientela asiática: El Cielo y el Mundo, en Parla y Uanma, en Leganés, ambos escenarios de trifulcas, detenciones y asesinatos. No obstante, según fuentes policiales, los incidentes son mínimos en comparación con otras nacionalidades.

Jenny Yong, secretaria general de la Asociación de intercambio de Arte Cultural Hispano-China, se declara sorprendida ante las detenciones: “Íbamos mucho a Cobo Calleja y seguiremos yendo porque hay mucha gente honesta allí que no son la mafia”. Por su parte Alfonso Chao, presidente del Comité para la Educación y la Integración de los Inmigrantes Chinos en España se muestra preocupado por la situación: “Se está produciendo un alejamiento mutuo entre nosotros y los españoles. Es muy triste, porque se nos señala como mafiosos cuando hemos contribuido durante diez años a la economía española”.

En Madrid, y especialmente en Fuenlabrada, el recelo entre la comunidad china y los españoles crece ante el mutismo de los primeros y la palabrería de los segundos. En Twitter, decenas de usuarios españoles escriben exabruptos con la etiqueta #putoschinos. Mientras unos se desgañitan, los otros se muestran taciturnos. De las 12 asociaciones chinas consultadas, solo dos han aceptado hablar del tema. “No tenemos tiempo para discutir, porque no venimos aquí a discutir ni a divertirnos”, comenta Tingting Zhang, trabajadora china de 29 años, “venimos a trabajar y eso hacemos”.

El autobús regresa del polígono de Cobo Calleja a Fuenlabrada. “Yo ya sabía que esto pasaría, con todos esos ferraris y esos chanchullos raros”, comenta el mismo conductor. “Y lo peor es que han pillado a una pequeñísima parte de todos los que son”, añade una mujer de unos 50 señalándose la uña del dedo índice. De nuevo, el vehículo para, se montan chinos y reina el silencio y la tensión.

Al poco rato, se oye de nuevo al conductor, esta vez en voz baja: “¿Te imaginas ser madero y tener que contar todos esos fajos de billetes? Se me saltaban las lágrimas cuando lo vi en la tele. En el fondo no tienen un pelo de tontos...”.





*****

No comments: